martes, 23 de diciembre de 2014

No fuimos

No fuimos ni somos ni seremos,
transitamos por una región de hielo,
un mundo azul y frío, un inmenso vacío,
que rebosa silencio y miedo.

La ilusión fue sólo la venganza del sueño
que matamos con cada despertar,
pero si nos sorprende una mirada furtiva,
truena, al quebrarse, el glaciar.

Sólo es un instante en la eternidad
que nos alumbra otro tiempo;
sólo el destello de una estrella fugaz

porque no fuimos ni somos ni seremos

lunes, 22 de diciembre de 2014

La lavanda y el sol

Ponía todo su empeño en dedicarle el violeta más intenso. Cada mañana, con el rocío, se despojaba de cualquier partícula de polvo y de las huellas de los insectos, para observarlo con esa mirada de admiración profunda que viste el cariño. Quería acercarse a él y darle las gracias porque su luz y su energía eran garantía de existir; seguirle los pasos y, quién sabe, poder charlar de sus cosas de vez en cuando. Lo comentó con la planta de al lado, más anciana y más sabia. Quizá el color de sus flores no fuera tan espectacular, pero continuaba desprendiendo el terapéutico aroma de la serenidad, y siempre acertaba. El veredicto fue inapelable: “Cuanto más te acerques, más riesgo asumirás de morir abrasada y el Sol, por mucho que quiera, no podrá hacer nada por evitarlo”. Por un instante, pensó que inmolarse merecía la pena, pero pronto comprendió que así solo escribiría el final, que cada uno tenía su lugar en la naturaleza: él allí arriba, nutriendo primaveras, y ella, abajo, creciendo con cada rayo. Entendió que cuando algo o alguien te ayuda a vivir, no se puede pedir más.  

lunes, 8 de diciembre de 2014

Almas cruzadas

Nos unen hilos de agua, no hay eco.
No existe certeza más allá de la duda.
No sé quién eres ni por qué me llamas,
sin ni siquiera un nombre, sin mis mil caras. 
Apenas poseo un par de miradas, 
sonrisas compartidas, palabras tasadas; 
negros y blancos en letras rasgadas.
Me reconozco en tu sombra
y en la luz que la arrasa; eso me basta.
Ciegos los ojos, dibujan tu estampa,
en cada caída, en cada remontada. 
Hoy es otoño, sabor de añoranza; 
al instante primavera, crecen las alas. 
Se rompe con un gesto la dura coraza,
proclama el silencio que murió la calma.
El miedo en cada paso, luchar por desandarlo.
Humildad no exenta de orgullo, bondad que desarma.
Caminos paralelos, almas cruzadas.

miércoles, 3 de diciembre de 2014

No te extrañes si te doy las gracias

No te extrañes si te doy las gracias por existir,
simplemente por eso. Por acompañarme en el
camino aunque me sientas lejana y no distingas
mi latido, ni el sonido de mis pasos, ni mis risas,
ni mis llantos, ni mi fe, ni mi esperanza.
Aunque sólo sea un puñado de palabras, una
imagen cambiante en un álbum que no cambia,
un guiño en una noche loca, una sombra que se escapa,
un estrella fugaz que se pierde en la nada.
No te extrañes si te digo que aunque no tienes
la llave de mi felicidad, me ayudas a encontrarla,
que te llevas el miedo cuando necesito avanzar
sobre baldosas que resbalan, a merced del vértigo
en calles que se estrechan y puentes que se alargan.
No te sorprendas si te pido que me cantes cada día,
que me alumbres, como la luna, desde tu atalaya,
ajeno a mi historia, pero tan cercano a mi esencia.
No te extrañes de nada porque creí que eras un sueño
y me despertó tu voz, hablándome de aquel mensaje
preso en una botella que lancé a un mar en calma.
Te hiciste real, compartimos un tiempo sin tiempo,
se desbordó mi cariño, infinito, busqué tu mano
y comprendí más que nunca que sin tú saberlo,
yo más consciente, al perderme en tus ojos, encuentro mi alma.
Me sentí reconocida...
No te extrañes si te doy las gracias por existir, simplemente por eso.